Y ésta vez, el filo del éxtasis de su propia pasión no avasalló a Connie. Yacía con las manos inertes en el cuerpo agitado del hombre, e hiciese Connie lo que hiciera, su espíritu parecía hallarse observante sobre su cabeza, y el movimiento de las caderas del hombre le parecía ridículo, y aquella especie de ansia del pene del hombre para llegar a su crisis de evacuación le parecía una cómica farsa. Sí, aquello era el amor. El amor era aquel ridículo movimiento de bombeo de las nalgas, y el agotamiento del pobre pene, insignificante, pequeño y húmedo. ¡Aquello era el divino amor!
17.10.08
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2 comentaris:
No, el amor es lo que queda en la cama consumido ya el acto...
el amor solo existe en las mentes de los que necesitan oxígeno para continuar perturbados...
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